“Es preciso soñar, pero con
la condición de creer en nuestros sueños. De examinar con atención la vida
real, de confrontar nuestra observación con nuestros sueños, y de realizar
escrupulosamente nuestra fantasía.”
Lenin
Hoy se cumplen 143 años del natalicio de
Vladímir Ilich Lenin, revolucionario ruso, líder bolchevique, político
comunista, principal dirigente de la Revolución de Octubre y primer
dirigente de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, primer
estado de obreros y campesinos. Fue autor de un conjunto teórico y
práctico basado en el Marxismo conocido como leninismo y posteriormente
denominado Marxismo-Leninismo.
Sus inicios:
Aunque muchos lo conocen por Lenin su
verdadero nombre era Vladimir Ilich Ulianov y había nacido en Simbirsk,
en una familia de intelectuales rusos, el 22 de abril de 1870. El padre,
Ilia, un inspector de primera enseñanza, compartía las ideas de los
demócratas revolucionarios de 1860 y se había consagrado a la educación
popular. La madre, María Alexandrovna Blank, mujer de vasta cultura,
amaba la música y seguía de cerca las actividades escolares de sus
hijos, el cuarto de los cuales había sido Vladimir Ilich, a quien
llamaban cariñosamente Volodia. El primogénito, Alexander, fue ejecutado
por su participación en los preparativos de un atentado al Zar
Alejandro III cuando el futuro Lenin era un adolescente.
En 1887 Volodia ingresa en la
Universidad de Kazán para estudiar Derecho, tras haber finalizado con
los máximos honores sus estudios de bachillerato. En ese mismo curso, lo
expulsaron de la casa de altos estudios por sus actividades
antizaristas. Cuentan que al ser detenido, un oficial le dijo mientras
le sometía a los interrogatorios de rutina: ¿Para qué alborota tanto,
joven, si ante usted se alza un muro?. El joven Lenin replicó: Un muro.
Sí, pero carcomido. Basta un empujón para que se derrumbe.
Decidido a graduarse, Volodia examinó
por la libre las asignaturas y se licenció en la Universidad de San
Petersburgo. Vinculado a los círculos marxistas y al incipiente
movimiento proletario de esta ciudad, publicó en 1894 ¿Quiénes son los
amigos del pueblo y cómo luchan contra los socialdemócratas?, una
argumentada crítica a los populistas. Por su participación activa en la
recién fundada Unión de lucha por la emancipación de la clase obrera,
volvieron a detenerlo.
La cárcel:
En la Cárcel, Lenin rápidamente se puso a
trabajar en lo que luego publicaría en 1889 bajo el título de El
desarrollo del capitalismo en Rusia. Se comunicaba con el exterior a
través de su hermana Ana y de Nadezhda Krúpskaya, una estudiante a quien
había conocido en los círculos marxistas. Pero esta última había sido
fichada por la policía y tuvieron que buscarle otra novia a Volodia, una
amiga de Nadiezhda que accedió a servir de correo. Pronto Krupskaia fue
también detenida. Ambos se reunieron en el destierro en Siberia y se
casaron en 1898.
Quienes conocieron entonces al futuro
Lenin lo describían como de baja estatura, con una gran vivacidad y una
mirada ardiente y penetrante. Los pómulos, salientes y los ojos, un
tanto oblicuos. El cabello se le cayó siendo aún muy joven y mostraba
una frente amplia. Ya a sus 20 años le llamaban “el viejo”.
Exilio:
A poco de comenzar 1900, con 30 años de
edad, Volodia comenzaba su primer exilio en Suiza. Allí puso en marcha
un proyecto largamente acariciado: la publicación de un periódico
socialdemócrata de alcance nacional. El primer número de Iskra (La
Chispa) vio la luz el 21 de diciembre de ese año, con un editorial suyo
encabezando la primera página. A partir de otro artículo de su autoría,
publicado en la Revista Zaria, en diciembre de 1901, comenzó a firmar
como Lenin. Hasta entonces solo había utilizado su nombre o los
seudónimos de K. Tulin o V. Ilin.
La aparición del libro ¿Qué hacer?, una
de sus obras más importantes, en marzo de 1902, lo identifica como el
líder de los marxistas rusos. Lenin reclamaba la necesidad de una
organización de revolucionarios profesionales y sintetizaba la idea del
Partido como vanguardia de la clase obrera. Esta obra desató la polémica
en torno a cómo estructurar el Partido dentro del Segundo Congreso de
los socialdemócratas rusos, en el que se consumó la ruptura definitiva
entre los seguidores de Lenin, llamados bolcheviques (mayoritarios)
frente a los mencheviques (minoría).
El regreso a Rusia y la Revolución:
Lenin regresó a Rusia en 1905 para
incorporarse a la espontánea revolución que había estallado. Tras la
derrota de las masas populares se vio obligado a exilarse de nuevo. En
esos años de auge de la reacción, reunió y reforzó las filas de los
bolcheviques en su labor de forjar un partido revolucionario marxista.
En 1916 publicó Imperialismo, fase superior del capitalismo, donde
analiza este sistema en sus características actuales y argumenta, a
contrapelo de otras tesis, cómo la revolución socialista también es
posible en países atrasados como Rusia.
Volvió a su patria en abril de 1917. Un
amplio movimiento popular había derrocado al zarismo y existía una
dualidad de poderes en el país entre el Gobierno provisional burgués y
los soviets que obreros, campesinos y soldados habían organizado por
toda la nación. Lenin se sumió en la clandestinidad, pues existía una
orden de arresto contra su persona, y el 23 de octubre (día 10, según el
calendario ruso entonces vigente), el Comité Central del Partido
Bolchevique adopta su propuesta de insurrección.
El poder:
Una vez llegados al poder, Lenin y los
bolcheviques promulgaron tres decretos: el de la Tierra, que prescribía
la propiedad terrateniente y les entregaba la tierra a los campesinos;
el de la Paz, mediante el cual Rusia salía de la guerra imperialista
iniciada en 1914; y el de las Nacionalidades, por el que se le otorgaba a
las antiguas naciones subyugadas por el zarismo la opción de la
independencia o integrar la República Socialista Federativa Soviética de
Rusia.
Durante años, con más intensidad entre
1918 y 1920, las fuerzas contrarrevolucionarias intentaron derrocar al
Estado soviético con el apoyo de las potencias occidentales,
especialmente Francia y Estados Unidos. Al ejército de la
contrarrevolución, comandado por antiguos generales zaristas, lo derrotó
el Ejército Rojo, integrado por campesinos y obreros. El país quedó
devastado, la economía maltrecha y el hambre se enseñoreó de grandes
regiones. El reto más grande de la Revolución pasó a ser entonces la
reconstrucción económica de Rusia, tarea que Lenin se propuso encarar de
inmediato. Y en aquel país destrozado, aún con rezagos feudales, se
comenzó a edificar la formidable superpotencia, tanto en lo económico
como en lo militar, que llegó a ser en pocos años.
El 30 de agosto de 1918 fue objeto de un
atentado por parte de Fanny Roid Kaplan, socialista moderada, lo cual
originó un amplio movimiento de depuración de las filas revolucionarias.
Con la finalidad de integrar las diferentes nacionalidades del
territorio ruso, Lenin proclamó, el 30 de diciembre de 1922, la creación
de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Pese a las dificultades de la guerra
civil, Lenin no relegó sus principios internacionalitas, y el 2 de marzo
de 1919, en Moscú, inauguró el Primer Congreso de la III Internacional,
en solidaridad con los movimientos obrero y comunista, así como con los
de liberación nacional de los pueblos coloniales y semicoloniales de
Asia.
La enfermedad y la muerte:
En marzo de 1922 Lenin asistió por
última vez a un congreso del Partido, un mes después se le intervenía
quirúrgicamente para extraerle las balas que continuaban alojadas en su
cuerpo desde el atentado sufrido en 1919 y que le habían ocasionado
graves secuelas. Desde entonces solo tuvo pequeñas etapas en que mejoró
parcialmente. Aun así, tuvo la fuerza de dictar varias cartas, entre
ellas su llamado «testamento» en la que expresa su gran temor ante la
lucha por el poder entablada entre Trotski y Stalin en el seno del
partido.
El 21 de enero de 1924, al anochecer, a
las 6 y 50, falleció de un derrame cerebral. Por la noche se reunió el
Pleno del Comité Central del Partido, y dirigió un llamamiento al
pueblo: «Ha muerto el hombre bajo cuya dirección combativa nuestro
partido, envuelto en el humo de la pólvora, enarboló con mano recia la
bandera roja de octubre en todo el país, barrió la resistencia de los
enemigos y consolidó firmemente el dominio de los trabajadores en la
Rusia zarista. Ha muerto el fundador de la Internacional Comunista (…)
el amor y el orgullo del proletariado internacional, la bandera del
Oriente oprimido, el dirigente de la clase obrera rusa».
La dolorosa noticia se propagó
rápidamente por el país y por el mundo entero. El 22 de enero, M.
Kalinin, presidente del Comité Ejecutivo Central, la anunció a los
delegados al XI Congreso de los Soviets de toda Rusia.
El 23 de enero fue trasladado de Gorki a
Moscú el féretro con el cadáver de Lenin y colocado en la Sala de las
Columnas de la Casa de los Sindicatos. Por espacio de cuatro días, a
pesar de las rigurosas heladas, centenares de miles de obreros y
campesinos, soldados rojos y empleados, delegaciones de trabajadores de
todos los confines de la Unión Soviética, adultos y niños pasaron, día y
noche, por la Sala de las Columnas para rendir el último homenaje al
gran Lenin.
El 26 de enero se celebró en el teatro Bolshoi una sesión del II Congreso de los Soviets de la URSS consagrada a su memoria.
En el Congreso hablaron la esposa de
Lenin, N. Kruspskaya, así como J. Stalin, Clara Zetkin y N. Narimanov.
En nombre de la fábrica Krasni Putílovets habló A. Serguéev; de los
campesinos sin partido, A. Krayushkin; del Ejército Rojo, K. Voroshílov;
de la juventud, P. Smorodin, y de los hombres de ciencia, el académico
S. Oldenburg.
El Congreso adoptó el acuerdo de
perpetuar el recuerdo de Lenin y dirigió un mensaje a la humanidad
trabajadora. Subrayó que el mejor monumento a él sería la propagación
masiva de sus ideas. En 1965 se concluyó la publicación de sus Obras
Completas en 55 tomos, con cerca de 9.000 documentos suyos y que después
se publicaron en 120 países.
A petición de los obreros de Petrogrado, el Congreso aprobó la decisión de dar el nombre de Leningrado a esa ciudad.
El pueblo soviético se despidió de su
guía lleno de profundo dolor. El proletariado internacional suspendió
todos los trabajos durante cinco minutos. Se detuvieron los automóviles y
los trenes, se interrumpió el trabajo en las fábricas y de esa manera
solemne los trabajadores del mundo entero se despedían de Vladimir
Ilich.
El 27 de enero, a las cuatro de la
tarde, se realizó el entierro de Lenin. El ataúd fue depositado en el
mausoleo construido especialmente con ese fin en la Plaza Roja.
El legado histórico:
Dedicó su vida y esfuerzos a la
organización de la clase obrera rusa, y a la creación del instrumento
capaz de llevar adelante el derrocamiento de la burguesía y la
instauración del poder proletario, el Partido Comunista. Larga fue la
lucha ideológica y política de Lenin para la formación del partido. Pero
su genio, perseverancia e inquebrantable voluntad, además de la sólida
formación marxista, le permitieron sentar las bases teóricas y prácticas
de la formación del ejército de la revolución.
En nuestra revolución bolivariana, la
herencia teórico-práctica de Lenin es fundamental para avanzar en su
profundización, en la conducción del mismo hacia el horizonte
socialista.
Fuentes:
Artículo Vladimir Ilich Ulianov Lenin: Vivir para la Revolución publicado en la Revista Bohemia de Cuba en 1999
Historia de la URSS, colectivo de autores Editorial Progreso, Moscú 1982
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