POEMAS A MARIÁTEGUI (1959)

La presente selección fue extraída de un homenaje dedicado a Mariátegui en 1959, a nivel de Latinoamérica.

PRÓLOGO
Pablo Neruda
Casa “La Chascona”, Santiago de Chile de 1959.
Ésta es una antología incompleta. Sobre Mariátegui seguirá cantando el mar.
Echarán de menos nuestras praderas, nuestras desoladas planicies. El viento en las  alturas superiores lo recuerda. Nuestro pequeño hombre oscuro que crece a tumbos  lo necesita porque él nos ayudó a darle nacimiento. Él comenzó por darnos luz y  conciencia.
Los poetas seguirán cantando su partida, sus obras, su cristalina contribución. Aquí  sólo hay unas hoces que levantan cantando el cereal que nos legara. Aquí sólo hay  algunas notas de quena, de lira, de guitarra, que lo llaman aún. Él desde su ausencia  acude, acude siempre. Porque está vivo. Resplandece detrás de las antiguas piedras  peruanas, camina por vías y carreteras, sube por los andamios, continúa su  pensamiento. En el juego de la vida y la muerte Mariátegui sacó -no por azar-la cara  o cruz de la vida. Otros, vociferantes, inauditos, son vividores, pero no vivientes. Él,  de sus propias, dolorosas células construyó tanto que lo que hacemos y haremos tiene  en él sus cimientos. Fue un examinador que enseñaba, fue un maestro que metió las  manos en la tarea y en el hombre para amalgamarlos y encaminarlos en la historia.
Por eso los poetas elevaron el canto hasta su altura. Hasta su silenciosa presencia,  hasta su prestigiosa ausencia, hasta su dimensión creciente.
Yo digo: maestro, hermano, te seguiremos cantando, seguiremos llamándote.
Así no estarán solos nuestros pueblos en su dura ascensión a la libertad y a la  dignidad.


El alma matinal
Alejandro Romualdo, peruano.

José Carlos Mariátegui: la verdad que enseñaste,
la verdad que nos iguala y nos perfecciona,ha llegado hasta el fondo de las minas,
como una lámpara maravillosa.
Como una lámpara maravillosa que cumple nuestros deseos,
que enciende la razón, que deslumbra con su poder.


Un hombre a quien la aurora señalaba
José Portogalo, argentino

Ciertamente tu nombre tiene bronce de historia,
tal vez un campanario lo repite en el alba
y lo dispersa el viento confundido en el polen;
nombre de campesino, de alfarero y poesía,
de asamblea o de pájaro-campana.
-¡Loado sea su nombre de lucero del alba!


A José Carlos Mariátegui
Gustavo Valcárcel, peruano

Volverás en el agua que besará el desierto
volverás en el regazo de las comunidades indias
volverás en el petróleo y en el átomo, en el carbón y en el hierro,
en la electricidad popular llena de luces,
en el maíz que fecundan los siglos de las razas enterradas.


Elegía en rojo y negro
Pablo Iturri Jurado, boliviano
José...puedo plasmar, aquí, en esta madera,
tu vida dolorosa y tu rojo dolor,
tu enorme pensamiento índice que señala
otra tierra nueva para los trigales de fuego.


El retorno de José Carlos Mariátegui
Jacobo Hurwitz, peruano

Un día volverás José Carlos Mariátegui
Un día se levantarán las frentes
y más alto que las frentes
flamearán los puños
y más alto que los puños en un viento de canciones
tu nombre desplegará sus alas.


Mariátegui
Álvaro Yunque, argentino

Como eras hombre, tu arte fue humanista.
Lo trabajaste a modo de un acero:
tu amor, la llama y tu odio de autopista,
martillo forjador. Fuiste un obrero.


Elegía a José Carlos Mariátegui
Nicanor A. De la Fuente

Tu organismo fustigado por el desamor de las mutilaciones
ignoraba el color de la fatiga
y todos los días
sentíamos tu pulso crepitar firmemente
no obstante que la muerte acechaba
trepada sobre tu pantorrilla única
anhelando la vendimia de tu cerebro y tu corazón.


Elegía Revolucionaria
Luis F. Vilela, argentino

Enmudece la tormenta. El alud plega sus labios
y en le vórtice de los calendarios
el hiperbólico cóndor de los Andes hace oscilar los astros.
Es Mariátegui el formidable. El apóstol marxista
el exegeta de la revolución.


Mariátegui en la sangre
Rubén Sueldo Guevara, peruano

No podemos olvidarte,
tus palabras se enredan en el acero
que nos nace con la aurora,
tu perfil pone abrigo a nuestras noches
sin lumbre,
sin pan..........


Canción obrera a José Carlos Mariátegui
Víctor Mazzi, peruano

Mañana, cuando nuestro hijo trabaje,
hasta erguir al dios de sus músculos,
cante con su violento
y logre su causa exacta
desatando el haz rojo
de su histórico destino
comprenderá por qué decimos:
¡loor a José Carlos Mariátegui!

Fuente: Viejo Topo.com

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