Una tiranía económica
El sistema capitalista no funciona en los intereses de
la mayoría – y no puede hacerlo. El capitalismo divide la sociedad en sus dos
clases principales – la clase capitalista y la clase obrera. La clase
capitalista son la minoría rica que tienen los medios de producción y por lo
tanto pueden ganar beneficios; la clase obrera son la gran mayoría que no
trabajan para sí mismos, para satisfacer sus propias necesidades, sino que
trabajan para unos capitalistas que les pagan un salario de subsistencia a
cambio del derecho a utilizarlos en lo que deseen.
Es un sistema que amenaza nuestras vidas por medio de
la guerra, la pobreza y la destrucción del medio ambiente. Es un sistema de
crisis que priva y deja sin empleo a millones de personas. La sociedad de
clases también es una gran causea de otras problemas sociales como el racismo,
el sexismo, la delincuencia, y la perdida de las libertades civiles. Es un
sistema antihumano de jerarquía, patriarcado y alienación.
La lucha de clases
Sin embargo, es posible resistir a la sociedad
capitalista. La clase obrera siempre ha luchado por ameliorar sus condiciones
de vida y desafiar el poder de la clase dominante. Al nivel económico ha
aprovechado varios medios de lucha, por ejemplo las huelgas y ocupaciónes
de fabrica. Al nivel político ha manifestado y ha organizado insurrecciones
contra gobiernos y estados.
Esas luchas nos han dado victorias, pero son limitadas
y temporales. La lucha de clases siempre continua y ahora estamos ‘corriendo
para permanecer en el mismo sitio’ como se dice en ingles. Hoy la situación de
la clase obrera está empeorando. Solo podemos asegurar una vida mejor venciendo
al propio sistema capitalista. Urge la lucha para una alternativa
revolucionaria – el comunismo.
El comunismo que previmos es un sistema de autogestión
obrera, sin gobernantes ni gerentes, ni dinero ni fronteras. Será un sistema no
implica establecer un poder burocrático como existía en la URSS: la idea de
sustituir la autoorganización de la mayoría por la sociedad de clases y el
estado que la defiende no tiene nada que ver con ese tipo de capitalismo de
estado.
Reconstruyamos
nuestro movimiento
Desafortunadamente, la posibilidad de establecer una
sociedad comunista y libre se ve enfrentada a una gran contradicción: en este
momento faltamos un movimiento obrero que pueda realizarla. La historia nos
muestra que debemos romper con la rutina. Mucha gente que han vivido derrotas y
initiativas fracasadas se sienten desmoralizados. Pero si queremos transformer
el orden social, necesitamos una significativa recomposición del movimiento
obrero; necesitamos mucho más que la elección de nuevos líderes o burocratas
más decididos a luchar. Se debe revolucionar todo el movimiento.
Necesitamos un movimiento independiente bajo el
control de sus miembros, no de los gerentes y politicos. Las organizaciones que
necesitamos deben superar los problemas de hoy y convertirse en un arma con la
cual la clase obrera puede abolir el capitalismo.
Es necesario que esas organizaciones sean
reconstruidas y desde las bases. Si no se puede reformar los sindicatos
burocratizados, será necesario considerar la idea de dividir el central obrera
(en Inglaterra es el TUC o Trades Union Congress) y construir una nueva
organización de aquellos sindicatos que estan dispuestos a defender los
intereses de la clase obrera.
Tomemos el control
Creemos necesario la organización de la clase obrera
para tomar control directo de nuestros lugares de trabajo y la economía. Se
debe empezar por reconocer la importancia de la organización y la
sindicalización en nuestros lugares de trabajos. Si los responsables no quieren
luchar, tenemos que tomar el control, organizarnos juntos y ganar confianza
para pasar a la acción de una manera autónoma. Hoy la rutina y la intriga
política de la izquierda burocratizada no vale nada.
Al mismo tiempo que organizamos luchas cotidanas para
mejorar nuestros salarios y condiciones de trabajo, debemos recordar el
objetivo de abordar el capitalismo. Al organizarnos y unirnos en nuestros
lugares de trabajo, estamos desarollando los medios para ganar más control
obrero y luego establecer la autogestión obrera, arrancando de raíz la fuente
de la fuerza de la clase capitalista.
El comunismo desde
abajo
La revolución comunista surge desde abajo para
desafiar el dominio de los gerentes y su estado. Al centro de este proceso es
la autogestión obrera en el lugar de trabajo: el acto de expropriar a la clase
capitalista lo que puede servir para una sociedad gestionada democráticamente
por la clase obrera, sin estados ni gerentes ni el mercado. Esta revolución no
sólo es la derrota del poder capitalista: es el paso de los obreros de la
dependencia y la ignorancia hacia la independencia y la conciencia clara de cómo
llevar adelante nuestras vidas.
A pesar de las varias amenazas en contra nuestras
vidas que existen hoy, aún es posible realizar una sociedad basada sobre los
principos de la democracía participativa, el control colectivo de la producción
y distribución y la organización de una economía gestionada en los intereses de
la humanidad y en armonía con nuestro medio ambiente. La posibilidad de
establecer tal orden social existe ahora, pero sólo podemos realizarla si nos
organizamos para tomar control de nuestras vidas y organizarnos para el
comunismo.
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